Esta vez hablamos con Violeta y Javier desde el futuro, pues nos colamos en el musical que Nacho Cano ha tenido por bien de dedicar a esa tal “Malinche”… y a dejar caer un poco de nacionalismo colonialista…y otro poquito de estereotipos misóginos para una mujer que fue compleja y poliédrica.
Nacida en una familia noble nahual de la actual Veracruz, posiblemente recibió “Malinalli” como nombre y cuando Hernán Cortés en 1519 conquista la zona, le es entregada una noble de apenas unos 15 años como botín de guerra, la llama “Marina” y le acabará sirviendo como intérprete. Malintzin, (fórmula nominal de carácter reverencial empleada por los indígenas) conocía diversos idiomas, nahua, maya chontal y maya yucateco, y además, aprendió el castellano con facilidad. Se valió de esta habilidad como intérprete para resistir en la conquista, un momento de cambios drásticos de dimensiones inimaginables para quien no lo ha vivido.
Específicamente para las mujeres, la incursión de los españoles en sus tierras supuso, además de la conquista de sus territorios, la de sus cuerpos. Existía en época prehispanica la práctica de sellar alianzas ofreciendo mujeres, algo que había vivido la propia Malintzin, pero además, los invasores extendieron la violación como arma de guerra trasformando radicalmente la vida de muchas mujeres que fueron arrancadas de sus espacios de origen para ser sometidas al nuevo poder impuesto: embarazadas, con hijos… y convertidas en concubinas.
Esta violencia sexual especificamente ejercida sobre las mujeres derivó en el fenómeno que conocemos como “mestizaje”, para hablar sobre ello hemos hablado con Ana Diez Serrano, investigadora especialista en los agentes políticos mediadores en la America de la conquista.
Si Malinche había jugado un rol esencial en el siglo XVI como auténtica diplomática entre conquistadores e indígenas, su importancia se olvida y su sentido se transforma en el siglo XIX mexicano. Malinche pasa a convertirse en un símbolo antipatriota, una traidora al servicio político y sexual del enemigo, la imagen del enemigo del que se vale el nacionalismo mexicano para construirse durante su independencia.
Sin embargo, la realidad histórica fue otra: Malinche y Cortés nunca se casan, aunque tuvieran un hijo en común, ella se niega y se casa con otro español para asegurar su posición, bastante poderosa e independiente.
En definitiva, ni la relación Malinche-Cortés fue una “simple” historia de amor romántico que nos vende el musical, ni Malintzin una simple concubina. Gracias a las revisiones históricas de investigadores feministas podemos ver que fue una mujer poderosa y clave por sus habilidades como intérprete y como diplomática en un periodo de tanta complejidad como la conquista de América. Tanto ella como otras mujeres coetáneas son ejemplos de resistencia y supervivencia que fueron claves en su contexto como mediadoras entre culturas, transmisoras de tradiciones y creadoras de nuevas prácticas.
En el programa hemos escuchado intervenciones de Miriam López Hernández, doctora en Antropología especializada en investigaciones sobre mujeres, sexualidad y género en época prehispánica y moderna, os recomendamos que escuchéis la conferencia entera y os hagáis con sus libros.
Hemos entrevistado a Ana Díaz Serrano, doctora en Historia que investiga sobre la identificación de los agentes mediadores en la América hispánica durante los siglos XVI y XVII, con especial atención en las élites indígenas y las órdenes religiosas.
Nos despedimos con “Canción sin miedo” de Vivir Quintana y Mon Laferte.
Si queréis profundizar más os recomendamos:
- Conferencia El rostro femenino de la conquista: Malintzin, Tecuichpo, Tecuelhuetzin impartida por Miriam López Hernández
- Ávalos Torres, A. (2021). La Malinche, una Eva indígena: asociaciones misóginas y subversiones simbólicas. Asparkía. Investigació Feminista, (39), 277-289.